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VERSICULO: “Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás una bendición.” Génesis 12:2 (NVI)

COMENTARIO: Una de las primeras cosas que hizo Dios con Abraham fue darle promesa de bendición, le dijo que de su descendencia formaría una gran nación. Que sería bendecido. Pero también le prometió que su nombre seria reconocido, es decir, que le haría famoso. Y al final cerro con estas palabras “que sería de bendición para otros

 

 

 

APLICACIÓN PERSONAL: Cuando Dios llamo a Abraham para que empezara el recorrido a la tierra prometida lo primero que hizo fue bendecirlo, le dijo que estas bendiciones deberían servir para bendecir a otros. Aprendamos cómo podemos ser una bendición para alguien más:

 

 

 

 

1. Por medio de una descendencia bendecida: Uno de los propósitos principales de la existencia humana es lograr que los hijos sean hombres y mujeres de bien, útiles a la sociedad, que puedan cumplir con el propósito de su existencia, y ello solo ocurre si están caminando de la mano del Señor. Enséñales que sus vidas son bendecidas en ti, también que la clave para su buen futuro es que conozcan al Señor y su palabra. Ten la certeza de que se cumplirá la promesa de Dios para con ellos” “Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él” Proverbios 22:6

 

 

 

 

2. Serás de Bendición a otros: Cuando ayudamos a los demás en algo de lo que ellos tienen necesidad sentimos la alegría de saber que hemos cumplido, esto pasa porque hemos sido creados para servir. Dar y ayudar a los demás produce satisfacción personal interior. Pero más aún la bendición de Dios en nuestras vidas debe servir para que otros sean también bendecidos ¿Cómo? Ayuda al prójimo en sus necesidades, dales ánimo, comparte la palabra de Dios, brinda apoyo emocional, ofrece ayuda financiera, etc.

 

Dejar el egoísmo y empezar a servir trae como resultado que Dios cuida de nosotros, de la salud, provisión, los hijos, de todo. Pero además hay promesa para ti “todo lo que siembres de eso mismo cosecharas” (Gálatas 6:7), de “todo lo que demos nos será dado por Dios” (Lucas 6:38).

Y recuerda esto a mayor bendición de Dios sobre nosotros, mayor será la ayuda que demos a los demás.

 

 

 

PALABRAS CLAVESBendición, Bendecidos, Bendecir

 

 

VERSÍCULO“Así sucedió, para que, por medio de Cristo Jesús, la bendición prometida a Abraham llegara a las naciones…” Gálatas 3:14

 

 

 

COMENTARIO: Dios prometió a Abraham que le bendeciría haciéndole una nación grande. Que su nombre sería famoso, que sería bendición para otros, que bendeciría a los que le bendijeren y que en él serían benditas todas las familias de la tierra. Esa promesa es nuestra por medio de Jesucristo.

 

 

 

 

APLICACIÓN PERSONAL: El desconocimiento de algo le impedirá que pueda recibir el beneficio que ese algo tenga porque solo podemos aprovechar aquello de lo cual conocemos su existencia. Le pregunto ¿Sabía que usted es bendecido por medio de Cristo Jesús?.  Todas las promesas hechas por Dios a Abraham son suyas también. Usted es una persona bendecida por herencia.

 

Y algo muy importante es que por medio suyo los demás son también bendecidos.

Por lo tanto debemos ser portadores permanentes de las buenas noticias a todos los demás,  usted tiene algo que compartir con otros para ayudarles a lo largo de su viaje en esta vida. Dios ha bendecido su vida y al aceptar a Jesús usted es una nueva criatura que heredo todas las bendiciones del cielo; por eso Dios quiere que usted se disponga para bendecir a otros. Comience con animar a otros con palabras de afirmación y de fe. Cuando usted cree en la gente les da un impulso de fe. ¡Anime a alguien hoy!. Sea agradecido por las personas que Dios ha puesto en su vida. Usted ha sido bendecido para ser de bendición a alguien más.  

Oremos: “Señor, gracias por la revelación que me das de que soy una persona bendecida; quiero ser agradecido contigo y mostrar tu amor y bendición a los demás, quiero ser consciente de las oportunidades para bendecir y animar a otros, lo pido en el nombre de Jesús, Amén”.

 

 

 

PALABRAS CLAVESHerederos de bendición para bendecir a otros.

 


Proverbios 23:4

No te esfuerces por ser rico: deja de tu propia sabiduría.

Mamón

Todos los preceptos de la Escritura tienen su origen en la benevolencia de Dios. El hombre se esfuerza por ser rico porque voluntariamente ignora o se olvida de los requisitos de su naturaleza.

I. Trabajar para ser rico implica la consagración de nuestros poderes a ese único objeto en particular. Pero este no es el fin para el que estamos dotados de una facultad intelectual y todas las susceptibilidades de naturaleza moral. La acumulación de riquezas como fin no es más digna de los nobles poderes del hombre que construir una pirámide de arena. Infinitamente por debajo de la dignidad y el origen divino del hombre está el afán de ser rico.

II. Cualquier cosa que tienda a ensanchar la distancia entre Dios y el hombre debe considerarse como una agravación de nuestra condición caída y arruinada. Estamos tan constituidos que no podemos estar absortos en la búsqueda exitosa de dos objetivos a la vez. No puedes estar esforzándote por ser rico y ser sabio para la salvación al mismo tiempo. Por nuestro propio acto voluntario, alejar el corazón de Dios debe ser la más inconcebible de todas las desgracias, ya que el objetivo más elevado de la existencia del

 

 

 

Hombre es mantener la comunión con Dios. Para esto, su naturaleza fue originalmente enmarcada, y solo en esto su naturaleza encontrará satisfacción o reposo.

 


III. Los efectos ruinosos que ocasiona la pasión bajo aviso en todos los poderes morales de su víctima. La gente imagina que las riquezas confieren grandeza. Un hombre es honrado según la abundancia de su capital. La tendencia de esto es inflar al adorador de

 Mamón con vanidad personal. Pero la grandeza que es fruto exclusivo de la opulencia es una grandeza vacía, falsa y meramente visionaria.

 

 

 

Las riquezas no santificadas tienden a hacer que su poseedor sea vanidoso, orgulloso, impaciente por la moderación, olvidadizo de las fuentes de la verdadera grandeza e insensible a las necesidades o el respeto que se debe a los demás. Y la búsqueda de la riqueza siempre acaba en decepción. “Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento”. Las verdaderas riquezas, como una corriente desbordante, irrigan el corazón y lo hacen fructificar por la eternidad, pero la avaricia del oro se precipita como un torrente de lava abrasadora; puede excitar la maravilla y atraer la atención común de la humanidad, pero deja detrás de su marcha devastadora una soledad, una esterilidad, una ruina y una muerte.

 

 
 

LA RAZÓN POR LA QUE SERVIMOS - COLOSENSES 3:23

Dios nos manda en su Palabra a servir a los demás (Ga 5.13).

13 Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. 

 

Sin embargo, habrá personas que nos harán difícil cumplir esta orden.

 

Afortunadamente, una definición bíblica sobre el servicio puede ayudarnos a obedecer la orden del Señor, no importa quién pueda ser el beneficiado. La razón es que es Dios a quien servimos realmente.

 

Si tenemos esta motivación en todo lo que hacemos, eso repercutirá en la calidad de nuestro trabajo y evitará que nos desanimemos. Entonces, cualquiera que sea nuestra tarea —dirigir una empresa, enseñar niños, o hacer algo que parece poco atractivo— si nuestro propósito es glorificar a Dios, daremos lo mejor de nosotros con su poder. Y esperaremos confiadamente en que Él nos utilizará para sus propósitos, aunque la tarea que hagamos nos parezca sin fruto a nosotros o a los demás.

 

Cuando yo era niño, tenía que despertarme antes del amanecer para repartir periódicos. Aun bajo lluvia o nieve, tenía que hacer el trabajo, y eso era difícil para mí. Entonces el Señor puso en mi corazón que yo no estaba simplemente llevando periódicos a gente de mi ciudad, sino que estaba sirviéndole a Él. Al entender más esta verdad, despertarme y trabajar era algo que podía hacer con un propósito. En verdad, no siempre tenía ganas de enfrentar el trabajo, pero mis sentimientos ya no eran importantes. Estaba sirviendo a mi Creador.

 

No importa lo que Dios nos pida que hagamos, podemos obedecer con gozo si lo hacemos para el Señor Jesús. Si esta es nuestra motivación, no necesitaremos la aprobación del mundo. Solo necesitaremos saber que Dios está complacido, y que promete recompensar a quienes le sirven (He 11.6).

 

 

6 Cuando fijé en él los ojos, consideré y vi cuadrúpedos terrestres, y fieras, y reptiles, y aves del cielo.

 

 

Colosenses 3: 24 Poniendo la Mirada en el Galardón

Colosenses 3:23-24 “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”

Pablo nos enseña lo siguiente en este pasaje:
1. Que habrá recompensa en los cielos
2. Que esta recompensa será distinta en los salvos
3. Que es una recompensa basada en el servicio hecho a Cristo
4. Que debemos poner nuestra mirada en esa recompensa o galardón

Vemos cada uno de ellos.

I. Que habrá recompensa en los cielos Hermanos, no nos cansamos de decir como se dijo, en acorde con la Palabra de Dios, que la salvación es por gracia. Como dice

Efesios 2:8-9 “Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es un don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” .

2 Timoteo 1:9 “quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos”.

Nadie llega a los cielos por sus “buenas obras” sean estas hechas en sinceridad o con buenas intenciones. Nadie merecer la salvación, nadie puede comprar la salvación. Es algo que Jesús mereció y compró por medio de su vida de santidad y sacrificio perfecto. Y esa salvación solo la recibimos por medio de la fe en El.

Pero Pablo nos enseña en este pasaje que, aunque estas palabras se las dice a los esclavos con respecto a su trabajo, enseñan un principio bíblico: “que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia”. Pablo les dice estas palabras para motivarlos a trabajar con dedicación, con honestidad, con ahínco y esfuerzo.

Porque, aunque muchas veces los amos no recompensan a sus esclavos, o los patronos no lo hacen con sus empleados, Cristo Jesús recompensará sus trabajos que busquen hacerlo para la gloria de Dios en Cristo Jesús.

 como dice Pablo, cuando busquen hacerlo: “como para el Señor y no para los hombres”. Así que la Biblia nos enseña que Dios recompensará a sus fieles siervos por sus fieles servicios.

Es más, la Biblia habla de que Dios recompensará a todo hombre según sus obras. Busquemos

Romanos 2:6-8 2:6-8 “
el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;” A los justos, a los creyentes, quienes demuestran su fe en perseverar haciendo bien, recibirán dice Pablo:

vida eterna, gloria e inmortalidad. A los injustos, a los no creyentes, quienes demuestran su falta de fe al no obedecer la verdad, son contenciosos y obedecen la injusticia, recibirán dice Pablo: ira y enojo.

¿Qué significa? El opuesto de la vida eterna, el castigo eterno. Dios dará a cada uno conforme a sus obras. Sus obras revelan lo que son. Si te diste cuenta, la recompensa no es otra cosa que la vida eterna para los creyentes y el castigo eterno para los no creyentes. Y si nos enfocamos en los creyentes, tenemos que decir que la recompensa no es otra cosa que la vida eterna, una herencia gloriosa y eterna.

En Romanos 2, Pablo dice que Dios “pagará… vida eterna”. Y en el pasaje de Colosenses 3:23-24, Pablo nos habla de que “recibiréis la recompensa de la herencia”. Es decir, la recompensa que consiste en la herencia.

2 Corintios 5:10 “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.”

Mateo 16:27 “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras”.

Podríamos seguir citando pasaje tras pasaje, pero estos son suficientes para demostrar que habrá recompensa en los cielos. Pero la Biblia nos enseña algo más. Nos enseña… II. Que esta recompensa será distinta en los salvos

La Biblia nos enseña que habrá grados de gloria para los santos. La recompensa será igual en un sentido y no será igual en otro sentido. Será igual en el sentido que todos los santos o creyentes, recibirán la vida eterna. No es que unos recibirán vida eterna y otros no. Todos los creyentes recibirán vida eterna.

Pero la recibirán en diversos grados. Habrá gradaciones en la recompensa de gloria. No todos los santos en gloria serán igual. Ni todos ocuparán el mismo lugar. Unos tendrán más gloria que otros. Me explico con varios ejemplos.

Los ejemplos no siempre son perfectos, pero nos dan una idea de lo que queremos decir. “Todos irán en el mismo vuelo, pero algunos en primera clase y otros no. Todos comerán una comida exquisita que sacie plenamente su hambre: un buen biftec encebollado, con arroz blanco y habichuelas rosadas, con amarillitos por el lado; pero otros un filete de mingón, con papas gratinadas y un buen vino o piña colada.

Ambas comidas sacian, pero una es más deleitosa que la otra.” O si prefieren la ilustración de Jonathan Edwards: “se lanzan al mar varios vasos y todos salen llenos, pero los vasos más grandes salen con más agua”. Eso es lo que Pablo nos enseña en

1 Corintios 15:41-42 “Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria. Así también es la resurrección de los muertos.” Así como la brillantez o la gloria de la luna es menor que la brillantez o gloria del sol, y la brillantez o gloria de las estrellas es diferente de otra en gloria, de igual manera lo es en la resurrección de los muertos. Y aunque el cuerpo celestial será más glorioso que el cuerpo terrenal, aun así, habrá diferentes grados de gloria en ellos como lo es entre los cuerpos celestes. Esa es la idea.

Daniel 12:2-3 “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.”

Aquí nos enseña Daniel que la resurrección será una general: de justos e injustos en un mismo suceso. Y hablando de los justos nos dice que los entendidos, los creyentes resplandecerán como el resplandor del firmamento. La resurrección de todo creyente será gloriosa. Pero más gloria recibirán los que enseñan la justicia a la multitud, los que evangelizan y son maestros, su resurrección será con las estrellas a perpetua eternidad. Esta misma enseñanza la podemos ver en la parábola de las diez minas en


Lucas 19:11-27. A sus siervos les estrega una mina, una cantidad de dinero, equivalente a varios meses de trabajo. Cada uno recibe lo mismo. Pero al que con una mina produjo diez minas, el Señor lo recompensa con autoridad para diez ciudades, y el que con la mina ganó cinco, le dio autoridad sobre cinco ciudades. Indicando variedad en la recompensa que cada uno recibirá cuando Jesús venga a pedirnos cuenta de nuestra mayordomía. Entonces podemos hablar que habrá grados de gloria en los cielos. Todos recibirán la corona de gloria, pero no todas tendrán el mismo brillo.

Pero la Biblia nos enseña algo adicional.

III. Que es una recompensa basada en el servicio

hecho a Cristo Es justo que así sea. Es justo que haya grados de gloria en los cielos. ¿Por qué? Porque Dios ha prometido dar mayor recompensa a los que trabajan más por el reino que los que trabajan menos. No todos trabajan de la misma manera. No todos se esfuerzan de la misma manera. Y Dios ha prometido recompensar con mayor gloria a los que se fajan más. Y esta recompensa está basada en el servicio que los santos hayan hecho a Cristo. Fíjate como Pablo les dice a los esclavos en

Colosenses 3:23-24. Les dice: fájense en trabajar para sus amos. Pero háganlo correctamente. ¿Cómo? “Hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”. Hazlo con sinceridad, no a regañadientes, sino sinceramente, dócilmente, diligentemente. Como si todo lo que haces lo estás haciendo al Señor mismo.

En otras palabras, lo que nos debe mover a dar el máximo en todo lo que hacemos es honrar, adorar y servir a Cristo Jesús. Nuestras buenas obras deben ser hechas con diligencia, con esfuerzo, con entrega, con pasión. Como si le estuvieras sirviendo a Cristo. Cuando barres la iglesia, es la casa de Cristo la que estás barriendo. ¿Con cuánta dedicación lo vas a hacer? Pablo llama a la iglesia en

1 Timoteo 3:15, la casa del Dios viviente.

Mateo 10:42 “Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.” Cuando nos esforzamos en servir a nuestros hermanos por el hecho de que son discípulos de Cristo recibirá su recompensa. Es interesante que Jesús dice “no perderá su recompensa”. ¿Sabes por qué? Porque a veces cuando damos algo nuestro creemos que lo hemos perdido. Jesús nos dice: esto no es así: “no perderá su recompensa”.

Está asegurada. Algo importante que señalar. La recompensa nos dice Pablo nos la dará Jesús mismo.

Colosenses 3:24 “del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.” Esa recompensa no es algo que nosotros merecemos. Nuestras buenas obras no son perfectas, están manchadas por nuestro pecado. Y aún si no estuvieran manchadas por el pecado, hablando hipotéticamente, solo hicimos nuestro deber. “Siervos inútiles somos”. Pero, aunque no son perfectas, como Dios ha aceptado nuestras vidas por la mediación de Cristo, El acepta la sinceridad de nuestras buenas obras,

aunque sean débiles y frágiles. Y promete recompensarlas en Cristo y por medio de Cristo. Con qué propósito Dios hace esto. Dios lo hace con el propósito de motivarnos a servir y trabajar en la viña del Señor con afán santo para lo gloria del Señor. Por eso Dios nos llama a…

IV. Que debemos poner nuestra mirada en esa recompensa o galardón

Una manera que Dios nos motiva a trabajar afanosamente por el Señor, por su reino, haciendo bien a todos, buscando ser instrumentos para ganar almas para Cristo lo es poniendo nuestra mirada en el galardón. Así los hizo Moisés. En

Hebreos 11:24-26 “Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.” Ahora bien, ¿cómo yo hago esto? No pensando de esta manera.

“Ah, yo voy a hacer esto y esto porque si lo hago Dios me recompensará con tanto”. O como hacen en algunas iglesias: yo voy a dar diez dólares porque espero que Dios me dé cien”. Esa no es la idea correcta ni bíblica. La forma correcta es entender que

Dios ha prometido recompensar nuestras buenas obras, nuestro trabajo en el Señor. Y creer que Dios cumplirá su Palabra fielmente. Que mi trabajo por el Señor no es en vano. Que mis sufrimientos por ser fiel, mi trabajo en la casa del Señor, mi esfuerzo en enseñar y en evangelizar serán coronados con gloria por medio de Cristo. Que no hay trabajo pequeño o grande que no recibirá recompensa. Y que de Jesús debo buscar su poder y su gracia para poder servir en su reino. Y que Dios ha revelado a mayor trabajo mayor recompensa. Por eso dice Pablo en

2 Corintios 9:6 “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.” Dios nos ha dado el privilegio de celebrar 11 años como iglesia. Y esto no ha sido fácil. Ha sido el fruto de su gracia por medio del trabajo de ustedes. Pero todavía hay trabajo que hacer. Todavía hay mucho que crecer y madurar. Todavía hay almas que salvar. Todavía hay mucho, mucho que hacer.

Hay mucho pero mucho trabajo. ¿Cómo vas a sembrar para los próximos 11 años?

¿Para quién vas a trabajar en los próximos años? ¿Vas a sembrar escasamente o vas a sembrar generosamente?


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